"Encuéntrate y sé tú mismo"
Un hombre abrió su propio negocio, vendía pescado. Para
publicitarlo y que la gente lo supiera, puso un cartel explícito: “Aquí se
vende pescado fresco”.
Un transeúnte que pasaba por allí le preguntó “¿por qué
pones aquí? Si no es aquí, ¿dónde sería?”, e inmediatamente el orgulloso
empresario borró la palabra. Unos días después, otro transeúnte le preguntó “¿Por
qué pones se vende? ¿Es que acaso lo regalas?”. Tras pensarlo unos segundos,
borró la expresión.
“¿Por qué escribes pescado?” preguntó un tercer transeúnte, “ya
se ve que vendes pescado”, así que el vendedor tachó la palabra. Finalmente, un
cuarto caballero le dijo “¿pretendes venderlo congelado? Nadie lo compraría,
ese cartel que pone fresco confunde”, así que el empresario quitó el
cartel.
Unos días después, un último señor entró en la tienda y le
dijo “no se sabe lo que vendes. Yo pondría un cartel que pusiese Aquí se vende
pescado fresco”, e ipso facto el tendero colgó, de nuevo, el primer cartel.