viernes, 6 de diciembre de 2013

Soy el dueño de mi destino. Soy el capitán de mi alma



"Si yo tuviera el tiempo en mis manos haría lo mismo otra vez. Lo mismo que haría cualquier hombre que se atreva a llamarse a sí mismo un hombre"

Llegó la hora, finalmente. Por fin podré cerrar los ojos y descansar para siempre. Y ahora que tengo que morir,  declaro para todos los que quieran saberlo que iré al encuentro de mi destino como un hombre. Como un hombre orgulloso de serlo, como un hombre en paz. Como un hombre libre. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad.

Echo la vista atrás y no sé qué pensar, no sé si he obrado bien o mal, si he ayudado o destruido. Lo único que puedo afirmar es que me esforcé y luché por lo que creí justo, siempre siguiendo as directrices de mi corazón. ¿Odiar? No, no odio a nadie, no tengo enemigos. Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él, entonces se vuelve tu compañero. Dejo este mundo lleno de compañeros, lleno de admiración por lo que el  ser humano puede hacer, si es capaz de pararse en seco, evadirse de la realidad y pensar. Pensar, el gran don que se nos ha dado. Si entra en contacto con el mundo, con su espíritu, lo entenderá. Lo entenderá todo. Entenderá que la pobreza no es natural, es creada por el hombre y puede superarse y erradicarse mediante acciones de los seres humanos. Y erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia. Entenderá que en este mundo moderno globalizado cada uno de nosotros somos el guardián de nuestro hermano y de nuestra hermana. Hemos fallado demasiado a menudo en esta obligación moral y que derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz. Estamos faltos de héroes.

Un gran esfuerzo, no puedo negarlo. Parecía la más alta de las montañas, pero después de escalar una gran colina uno se encuentra sólo con que hay muchas más colinas escalar. Siempre parece imposible hasta que se hace.

Sí, ya cierro, los ojos, por fin. Y lo hago sin miedo, como he intentado hacerlo todo en la vida. El miedo y el coraje, enemigos íntimos que conviven en el corazón e intentan dominar las mentes. Al final aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino quien conquista ese miedo y que la mayor gloria en la vida no consiste en no caer, sino en levantarnos cada vez que caemos.


Me voy ya. Me voy en paz con el mundo y conmigo mismo. Sin rencores ni veneno en la sangre. El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa. Vivid intensamente, tan intensamente como podáis. Vivid en paz como hermanos, perseverando por  aquello que os guía, aunque os digan que está mal.  Exprimir la vida, y cuando os llegue el turno no tengáis miedo. Allí, en la otra orilla, os estaré esperando.

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