"... and during an odyssey through the back of my mind a vision appeared to make me realize who holds the key to my fate..."
No me esperes junto al
acantilado, llegaré tarde. Tírate tú, si quieres, pero yo no te seguiré. Ya
nunca más. ¡Me voy! ¿Dónde? Aún por decidir, pero lejos, bien lejos. Quédate
con tu fuerza y tu orgullo, yo me quedaré con mi paz y sin ninguna necesidad de
contradecirte. Encontré mi alma, y mi alma ya es libre.
¡A la mar! Lejos, bien lejos,
allá donde no conozcan mi nombre ni reconozcan mi rostro. El rey gana al peón,
dicen, y quizá esta vez creas haberme vencido. ¿Lo prefieres? ¿Esa idea te reconforta?
¡Quédatela y empápate, que ya estoy lejos! Llámalo victoria, llámalo derrota o rendición
si lo prefieres, pero no es más que la calma que precede a la tormenta.
Lejos, bien lejos navegaré, hasta
donde el sol no se pone y las noches son eternas. Iré allí donde no tenga que
cargar esta cruz y donde la libertad me sople en la cara. A Ítaca, a Babilonia,
allá donde nadie me impida construir una torre que llegue hasta el cielo.
¿Cómo? ¿Qué no puedo hacer eso? Pues lo siento, amigo, pero esta vez digo que
no.
Lejos, bien lejos de tus garras y
tu falsa moral. Allí donde nace mi corazón y se fortalece mi espíritu. Donde
tus promesas cuentan lo que valen, nada. Allá donde pueda abrir el libro de la
sinrazón y leer la página de la vida. Sí, esa que quieres robarme, esa que
quieres encarcelar en una celda de rectitud y deber. Ya nada puedes hacer, ya
estoy demasiado lejos, no podrás enterrarme. Soy el único que puede guiarme en
tiempos turbulentos. Ya soy libre.
(*Hay personas a las que conocemos sin conocerlas. Hay personas que nos conocen sin que las conozcamos. Este post está dedicado e inspirado en Tobbias Sammet y su trabajo, que lleva más de 17 años haciéndome crecer)
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