viernes, 9 de octubre de 2015

El mundo de Marcel



"Señorita, ¿aquí que pone, que me distraigo con facilidad o que me distraigo con felicidad?"

La actividad era fácil, así lo requería la edad de los niños. Las sillas estaban agrupadas en varias islas desiguales: una estaba formada por cuatro, otra por seis, había alguna silla suelta e, incluso, había una gran isla formada por diez sillas.

Acto seguido, la profesora les dijo a los alumnos que se repartieran entre las islas, y como era lógico, en la isla más grande había más niños que en las islas pequeñas. Pero resultó que el ejercicio no se hacía así, y la profesora los repartió de forma desigual. Dos niños encima de la silla solitaria, tres niños encima de la isla de seis sillas, siete niño en la isla de cuatro y otros tres niños en la gran isla de diez sillas.

“Señorita, pero así no podemos estar”, dijo uno de los alumnos. “Entonces, ¿qué harías?”, y cuando el niño protestón bajó de la isla de cuatro sillas para ir a de diez, la señorita lo cogió y lo devolvió a su sitio original.

“Chicos, esto es lo que pasa en la vida real. Cada isla representa un país, incluso un continente, y cuando algunos intentan estar más cómodos y con más espacios, no se les deja. ¿Alguien sabe por qué?”. Tímidamente, Marcel levantó la mano. “Yo creo que lo sé, señorita. Es porque no lo piden por favor, ¿verdad?”.

Yo quiero vivir en el mundo de Marcel.


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