"A fire of hope has turned into smoke, the child to a man"
Caminas por calles grises de un mundo gris y
bajo cielos grises que lloran gotas de lluvia, girando en la espiral de la
rutina en la que se ha convertido tu vida. Mañana es ayer, y luego es como
antes. Sopor, aburrimiento y mentiras que no te dejan verlo. Día tras día, año tras año. Hace mucho que se
fueron los payasos que te hacían reír. Ya ni recuerdas cuando seguías el camino
de baldosas amarillas para llegar al Monte del Destino y destruir el anillo. El
frío se apoderó de tu alma, de tu corazón. Los espantó el fantasma que se había
llevado el océano de tus sueños. El hombre secuestró al niño, impidiéndole
llorar y obligando a soportar el dolor de la vida. Aquella inocencia perdida,
aquellas ilusiones enterradas bajo un traje gris y la corbata a juego…
Y de repente, sin previo aviso, una chispa de
rebelión. Un maullido de inconformismo, apenas audible pero que es suficiente
para prender la mecha de aquella luz que guiaba tus pasos hace años, cuando
sentías qué significaba la palabra “felicidad”. Y los ves ahí delante,
esperándote durante todos estos años. Nunca perdieron la esperanza en que
volvieras, en que los encontraras. En que te reencontraras a ti mismo, la esencia
de tu propia esencia. Peter Pan y su traje verde, y el león con un corazón
nuevo y valiente. Tiras el maletín, caudillo de tu esclavitud, y mientras te
deshaces el nudo de la soga que es la corbata, empiezas a correr tras el conejo
blanco de vuelta a Oz.
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