miércoles, 17 de septiembre de 2014

Casablanca





  "El problema de mi vida ha sido que siempre he sido un adicto al caos"

Casablanca. Diez millones de personas, aproximadamente, en la mayor ciudad de todo el continente. Modernismo y tradición chocando. Coches, tráfico y pitidos. Pitidos crueles. Pitidos irritantes y continuos que ensordecen el horizonte de ira y estrés. Un sinfín de coches que llenan la mezquita y te transportan hasta la antigua medina, donde cientos de mercantes te persiguen a grito de habibi. Caos, bullicio y colapso. Más barato que Mercadona, sea un abrigo, una alfombra o aceite de argano nacido de semillas de girasol.

Casablanca, centro de negocios e industria de todo un continente y principal foco de ruido. De ese ruido que no solo se oye, se siente.

Yo no quiero ser Casablanca. Yo quiero ser un pequeño oasis en lo más profundo del desierto.

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