lunes, 17 de marzo de 2014

¿Cueces o enriqueces?



"Lo menos frecuente en este mundo es vivir"

Despertador. Atasco, pitidos  y semáforos en rojo perenne. Dosis de cafeína y angustia laboral que te adormece ocho horas al día. Atascos, pitidos y semáforos en rojo perenne. Sofá para enchufar la mente a la nada mientras la angustia laboral sigue presente, atormentando a cada suspiro. De lunes a viernes, cada semana de cada mes. Una rutina disfrazada de superflua seguridad. Seguridad que hace años dejó de existir.

Te preguntas cómo y por qué. Te preguntas cual es la espiral, cual el engaño de la mente para impedirte pensar en otra cosa alejada del ajetreo diario. Te preguntas si esos azotes mentales guardan algún secreto que no eres capaz de vislumbrar. No entiendes tus mecanismos psicológicos y te desespera esa sensación de derrumbe permanente.

Vives. ¿Vives? Quizá solo existas. Quizá solo respires en ese pedazo de tiempo que va entre tu nacimiento y tu muerte. Quizá te dé pánico a sumergirte en la vida con los cinco sentidos, quizá te aterre averiguar que esa fingida seguridad es eso: fingida. Quizá tu mundo se esté derrumbando y ni te des cuenta. Quizá necesites volver a mirar, volver a sentir. Y ser en plenitud.

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