martes, 11 de marzo de 2014

Y la gota colmó el vaso (instantes 4)


"The pain was just too much when I finally saw her"

Pensabas no volver a escribir sobre el tema, y aquí estás. Pensabas que las cosas no podían ir a peor, y hete aquí a las cinco de la mañana, fumando, llorando, y escribiendo en tu ordenador. Y lo peor es que no sabes que vas a escribir. ¿Palabras de rabia? ¿De recriminación, quizá? No, no puedes. No estarías siendo justo, y naciste bueno, mal que te pese. Y todo en una noche que no parecía la indicada, una noche que empezó con cervezas, amigos y fútbol. Y acabará como acaban todas, solo. Porque estás solo, ahora, antes y siempre. Aquí y en el centro del universo, deseando que un meteorito te caiga encima para acabar con tu triste existencia. Pero no, un meteorito haría daño a demasiada gente, y ni aún sintiendo esto puedes aceptar tal cosa. Bastaría un camión, uno de esos que conducen como poseídos, para poner el punto y final. Tu punto y final. 

Se han ido, ambos. Ha ocurrido lo que preveías, lo que tu razón te dictaba pero tu amigo lo negaba una y otra vez, aunque su cara, al decirte adiós, quisiera expresar pena. Se han ido juntos y prefieres no pensar lo que están haciendo, aunque lo sabes. Hoy, esta noche, en este instante, la frase de aquellos americanos que decía “the pain was just too much when I finally saw her. She’s happy and in love, in love wih your best friend.What makes it hurt so bad is that I love them both, and they will neves know for love I sold my soul”*retoma un significado que aún no conocías, un significado doloroso. Ya lo dicen, jamás te irás a dormir sin saber algo nuevo. Lástima que todo lo que aprendes es doloroso. 

Ahora, más que nunca, necesitas huir. Tiene gracia, hace unas horas escribías sobre ello. Poco imaginabas que la necesidad se materializase de forma tan latente. Estás cansado de ser el hombre invisible al que nadie ve, el pobre perro que tiene que contentarse con un hueso y unas caricias detrás de la oreja. Estás cansado de la vida, de tu vida, pero sigues jugando, día a día, minuto a minuto, hasta que alguien pite el final del partido. Y así será, siempre seguiste las reglas. 

Acababas la primera parte de esta historia, meses atrás, diciendo que ella estaba feliz y que con eso te conformabas. Hoy darías todo lo que tiene por que alguien escribiese lo mismo sobre ti. Pero eso jamás pasará. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario