domingo, 1 de marzo de 2015

El abrazo final



"El miedo original es el miedo a la muerte"

Ahí está. Lejos, muy lejos en el tiempo, y sin embargo ahí está. La ves, la sientes, la respiras. Te la imaginas como la nada, como un vacío oscuro, sin sentir ni padecer. Un agujero que todo lo engloba, que todo lo absorbe y que todo lo domina. Te lo imaginas, o al menos lo intentas. Pero es tan grande, su concepto es tan inabarcable que apenas puedes hacerte una pequeña idea.

Y día tras día la temes y la piensas. Días tras día, y así desde tu nacimiento, quieres ignorarla, desterrarla, mandarla bien lejos, pero está ahí, con su semillita bien plantada en lo más profundo de tu ser. No lo sabes, no quieres saberlos, menos aún admitirlo, pero te domina durante el día, te esclaviza en sueños.

Ya está, es inevitable, y lo que tenga que ser, será. Te lo dices con la boca muda y palabras vacías, te lo repites por si hay suerte y llegas a aceptarlo. Fuera, fuera esa idea te dices, mientras por detrás, de manera sibilina, la alimentas. Y así, al final de todo, cuando te toca abrazarla, te das cuenta que por amarla sin amor no has amado lo que pierdes.

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